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Qué es la asertividad: Claves para ser más asertivo

La asertividad es una habilidad a la que se hace referencia regularmente al hablar de la capacitación en habilidades sociales y de comunicación.

Ser asertivo significa ser capaz de defender tus propios derechos o los de otras personas de una manera tranquila y positiva, sin ser agresivo o aceptar pasivamente otra opinión con la que no se está de acuerdo.

Como puedes comprobar, se trata de un componente muy importante de la inteligencia emocional.

Las personas asertivas son capaces de transmitir su punto de vista sin molestar a los demás ni estar incómodos consigo mismos.

Aunque cada uno actúa de forma pasiva y agresiva de vez en cuando, estas formas de respuesta suelen ser el resultado de una falta de confianza en uno mismo y, por lo tanto, son formas inapropiadas de interactuar con los demás.

Esta página examina los derechos y responsabilidades de la conducta asertiva y tiene como objetivo mostrar cómo la asertividad puede beneficiarte tanto en tu entorno laboral como en tu crecimiento como persona.

¿Qué es la asertividad?

La asertividad significa defender los derechos personales expresando los pensamientos, sentimientos y creencias de manera directa, honesta y apropiada.

Es importante señalar también que:

Al ser asertivos siempre debemos respetar los pensamientos, sentimientos y creencias de otras personas, así como los suyos propios

La asertividad se refiere a la capacidad de expresar sentimientos, anhelos y deseos apropiadamente y es una habilidad personal e interpersonal importante

En todas tus interacciones con otras personas, ya sea en casa o en el trabajo, con empleadores, clientes o colegas, la asertividad puede ayudarte a expresarte de una manera clara, abierta y razonable, sin socavar tus derechos propios o los de otros.

La asertividad permite a los individuos actuar en su propio interés, defenderse sin ansiedad indebida, expresar sentimientos honestos cómodamente y expresar sus derechos personales sin negar los derechos de los demás.

Una vez conocemos la definición de asertividad, podemos ver de forma más clara las diferencias con las conductas agresivas y/o pasivas. ¡Vamos allá!

Diferencia entre pasivo, agresivo y asertivo

La asertividad es a menudo vista como el punto de equilibrio entre el comportamiento pasivo y el agresivo, pero probablemente es más fácil pensar en los tres como puntos de un triángulo.

Ser asertivo

Ser asertivo implica tomar en consideración los derechos, deseos, necesidades y deseos propios y ajenos.

La asertividad significa animar a otros a ser abiertos y honestos sobre sus puntos de vista, deseos y sentimientos, para que ambas partes interactúen apropiadamente.

El comportamiento asertivo incluye:

  • Ser abierto al expresar deseos, pensamientos y sentimientos y animar a otros a hacer lo mismo.
  • Escuchar las opiniones de los demás y responder adecuadamente, ya sea de acuerdo o no con esas opiniones.
  • Aceptar responsabilidades y poder delegar en otros.
  • Expresar regularmente su agradecimiento a los demás por lo que han hecho o están haciendo.
  • Ser capaz de admitir errores y disculparse.
  • Mantener el autocontrol.
  • Comportarse como un igual con los demás.

Algunas personas pueden tener dificultades para comportarse asertivamente por una serie de razones, y descubren que se comportan de manera agresiva o pasiva en su lugar.

Ser pasivo

Responder de manera pasiva o no afirmativa tiende a significar el cumplimiento de los deseos de los demás y puede socavar los derechos individuales y la confianza en sí mismo.

Muchas personas adoptan una respuesta pasiva porque tienen una fuerte necesidad de ser queridos por los demás.  Estas personas no se consideran a sí mismas como iguales porque dan más importancia a los derechos, deseos y sentimientos de los demás. 

Ser pasivo da lugar a la falta de comunicación, de pensamientos o sentimientos y, por lo tanto, a que las personas hagan cosas que realmente no quieren hacer con la esperanza de que puedan complacer a otros.

Esto también significa que permiten que otros asuman la responsabilidad, lideren y tomen decisiones por ellos.

Una respuesta pasiva clásica es la que ofrecen aquellos que dicen "sí" a las peticiones cuando en realidad quieren decir "no".

Por ejemplo:

"¿Crees que puedes encontrar el tiempo para lavar el coche hoy?"

Una respuesta pasiva típica podría ser:

"Sí, lo haré después de hacer las compras, hacer una llamada telefónica importante, terminar de archivar, limpiar las ventanas y preparar el almuerzo para los niños".

Una respuesta mucho más apropiada habría sido:

"No, no puedo hacerlo hoy porque tengo muchas otras cosas que hacer".

La persona que responde pasivamente realmente no tiene tiempo, pero su respuesta no transmite este mensaje. La segunda respuesta es asertiva, ya que la persona ha considerado las implicaciones de la solicitud a la luz de las otras tareas que tiene que hacer.

Ser agresivo

Al ser agresivo con otra persona, sus derechos y su autoestima se ven socavados.

El comportamiento agresivo no tiene en cuenta las opiniones o sentimientos de otras personas. Aquellos que se comportan agresivamente rara vez muestran elogios o aprecio por los demás e incluso tienden a menospreciar a las personas. Las respuestas agresivas animan a la otra persona a responder de una manera no agresiva, ya sea agresiva o pasiva.

Existe una amplia gama de conductas agresivas, entre las que se incluyen:

  • las de apresurar a alguien innecesariamente.
  • contar en lugar de preguntar.
  • ignorar a alguien o no tener en cuenta los sentimientos de los demás.

Tener buenas habilidades interpersonales significa que es necesario ser consciente de las diferentes formas de comunicación y de las diferentes respuestas que cada enfoque puede provocar.  El uso de comportamientos pasivos o agresivos en las relaciones interpersonales puede tener consecuencias indeseables para las personas con las que se está comunicando y puede dificultar la relación entre ambos individuos.

Hablar con agresividad puede provocar una situación incómoda al receptor, el cual se preguntará qué instigó tal comportamiento o qué ha hecho para merecer la agresión.

Por otro lado, si los pensamientos y sentimientos propios no se expresan claramente, esto puede dar pie a que otras personas te manipulen para poder conseguir lo que quieren. La manipulación puede ser vista como una forma encubierta de agresión, mientras que el humor también puede ser utilizado agresivamente.

Situaciones diferentes requieren medidas diferentes ¿o no lo hacen?

Seguramente te habrás dado cuenta de que muchas veces respondes, en función de la situación, de manera diferente (ya sea pasiva, asertiva o agresiva).

Es importante recordar que cualquier interacción es siempre un proceso bidireccional y por lo tanto tus reacciones pueden diferir, dependiendo de tu relación con la otra persona con la que te estás comunicando.

Por ejemplo, puede ser más fácil ser asertivo con tu pareja que con tu jefe o viceversa. Sin embargo, sea fácil o no, una respuesta asertiva siempre será mejor para ti y para tu relación con la otra persona.

Tipos de asertividad

La asertividad se puede aplicar de diferentes formas según sus tipos y es importante conocer estas variedades para determinar cuál conviene usar según la tipología de la situación.

Confrontativa

Es un tipo de asertividad que se utiliza para abordar una conversación en la que se va a tratar un problema preexistente en el que incurre o ha incurrido una persona determinada. Resulta útil cuando se percibe una contradicción entre lo que dice y lo que hace una persona.

Por ello, una comunicación asertiva de tipo confrontativa implica describir lo que el otro dijo que haría y lo que realmente hizo para después expresar qué es lo que uno quiere. En estos casos la serenidad en la voz es fundamental, ya que es importante que la otra persona no perciba un tono de acusación.

Positiva

La asertividad positiva consiste en expresar afecto y aprecio de forma auténtica por otras personas. Quienes practican este tipo de asertividad están atentos a lo bueno y valioso que ven en los demás, lo suelen comunicar de manera verbal y no verbal.

Este tipo de asertividad también implica hacer una buena gestión de los elogios. Es decir, para evitar discusiones, se puede destacar una o varias virtudes del interlocutor, aunque siempre de manera honesta.

Negativa

Se utiliza cuando hay que afrontar una crítica y sabemos que la persona que la hace tiene razón. En ese caso se debe expresar un acuerdo con la crítica recibida, dejando clara la voluntad de corregir el problema. De esta manera puedes disminuir la agresividad que puede llegar a tener el crítico y además fortalecer tu autoestima porque eres capaz de aceptar de alguna manera tus cualidades negativas.

Emocional

Implica una asertividad en la cual la persona que la aplica confía completamente en sí misma, se dice es que el efecto de esta respuesta a largo plazo es el desarrollo de la autoestima. El individuo es plenamente consciente de sus acciones, así como de las consecuencias de estas, por lo que tiene una personalidad muy prudente.

Progresiva

Es un tipo de asertividad que se aplica, sobre todo, durante las discusiones, ya que tiene que ver con mantenerse calmado y expresivo en esas situaciones. Consiste en reiterar varias veces lo dicho para que interlocutor logre entender lo que se quiere explicar.

Sin embargo, es importante tener cuidado de no repetir lo que se dice de la misma forma para que no se perciba como una burla. Algunos psicólogos no aceptan del todo este tipo de asertividad, ya que afirman que, en lugar de aplicarla, lo mejor es posponer la conversación para retomarla luego.

Inventario de asertividad de Rathus

¿Cuán asertivo eres? Quizá quieras comenzar a practicar la asertividad, pero para ello es esencial que te hagas un autoanálisis que te permita saber qué tan asertivo eres en este momento. Una forma de saberlo es con el Inventario de asertividad de Rathus o el Test RAS (Rathus Assertiveness Schedule).

Esta es una herramienta que permite valorar hacia dónde se enfoca tu comportamiento para determinar tu nivel de asertividad. Lo mejor de todo es que es una prueba sencilla que no solo podrás completar tú mismo, sino también corregir.

El test consta de 30 preguntas que se deben responder teniendo en cuenta que las respuestas tienen asignada una puntuación. Las opciones son:

  • Muy característico de mí, muy descriptivo: +3 puntos.
  • Bastante característico de mí, bastante descriptivo: +2 puntos.
  • Algo característico de mí, algo descriptivo: +1 punto.
  • Algo raro en mí, poco descriptivo: -1 punto.
  • Bastante raro en mí, muy poco descriptivo: -2 puntos.
  • Muy raro en mí, nada descriptivo: 3- puntos.

Los principales comportamientos que valoran en esta prueba son la expresión de opiniones y sentimientos, las conductas de oposición/defensa y la capacidad de iniciar/mantener conversaciones. Por otro lado, no te preocupes si alguna pregunta te resulta conflictiva o si sientes que no hay una respuesta exacta que darías, ya que todo es una aproximación.

Diferencia entre asertividad y empatía

Muchas veces la asertividad y la empatía suelen confundirse porque son dos habilidades sociales que juegan un papel clave en la mejora de las relaciones que tenemos con los demás. Además, se complementan la una a la otra. No obstante, hay que saber que no necesariamente se debe tener una para ejercer la otra, es decir, pueden llevar caminos separados.

Para entender mejor las diferencias entre asertividad y empatía es fundamental conocer en qué se basa cada una. Ya sabes que la asertividad es la habilidad que se tiene para expresar opiniones propias, respetando al mismo tiempo la de los demás. Esto lo convierte en una habilidad muy útil para la resolución de conflictos.

La empatía, por su parte, es la habilidad de ‘ponerse en los zapatos del otro’. Es decir, imaginarse estar en la posición de otra persona para así comprender sus opiniones, sentimientos o la situación por la que está pasando. Las personas empáticas saben escuchar, ya que esto lo ayuda a entender mejor al otro. Sin embargo, ser empático no garantiza estar calmado y ser capaz de mantener la calma para resolver un conflicto.

Teniendo en cuenta las características de cada habilidad es más sencillo ver sus diferencias. El enfoque es uno de ellos, ya que asertividad se enfoca en nosotros mismos, mientras que la empatía pone el foco en los demás.

Una persona asertiva da su opinión, hace valer sus derechos y se defiende cuando es necesario. En cambio, una persona empática se enfoca en escuchar las opiniones y comprender los sentimientos de los demás, escuchando sin juzgar y dejando de lado por un momento las propias opiniones y deseos personales.

Asimismo, la asertividad tiene como fin mirar por el bien de uno mismo, lo que significa que no se enfoca en construir un lazo más profundo con la otra persona, como sí lo hace la empatía. Las personas empáticas, al escuchar a las personas y atenderlas, buscan generar un vínculo más cercano con ellas.

Asertividad y autoestima

La asertividad y la autoestima son valores que se encuentran estrechamente ligados. En este caso, y a diferencia de la empatía, no se puede hacer ser asertivo si no se tiene una personalidad fuerte, que se valore y se respete a sí misma. Una persona con alta autoestima respeta sus propias opiniones y si logra expresarlas de manera que no agreda a nadie, se convierte además en una persona asertiva.

Una persona con baja autoestima, que no se valore a sí misma, difícilmente será capaz de expresar sus pensamientos y sentimientos de forma apropiada, sin permitir que la agredan o sin ansiedad. Por ello, si se quiere ser asertivo es clave cambiar la percepción que se tiene de sí mismo.

La asertividad en el trabajo: tan importante como en casa

La asertividad se basa en el equilibrio. Requiere ser franco sobre sus deseos y necesidades, sin dejar de considerar los derechos, necesidades y deseos de los demás. Cuando eres asertivo, estás seguro de ti mismo y sacas poder de esto para transmitir tu punto de vista con firmeza, justicia y empatía.

El comportamiento agresivo se basa en ganar. Haces lo mejor para tus propios intereses sin tener en cuenta los derechos, necesidades, sentimientos o deseos de otras personas. Cuando eres agresivo, el poder que usas es egoísta. Puede parecer insistente o incluso intimidante. Tomas lo que quieres, a menudo sin pedirlo.

Por lo tanto, un jefe que antes de vacaciones te asigna tareas que tienes que ser hechas de inmediato, está siendo agresivo. El trabajo necesita ser acabado pero, al asignartelo en el momento inapropiado, esta personas ignora tus necesidades y sentimientos.

En este caso, cuando le informas a tu jefe que harás el trabajo tras regresar de las vacaciones, te colocas en el punto dulce entre la pasividad (no ser lo suficientemente asertivo) y la agresión (reaccionar de forma hostil o grosera, por ejemplo). Haces valer tus propios derechos al tiempo que reconoces la necesidad de tu jefe de hacer el trabajo.

Cuando respondes pasivamente, te presentas bajo una luz menos positiva o te desprecias de alguna manera. Si te desprecias constantemente de esta manera, llegarás a sentirte inferior a los demás.  Si bien las causas subyacentes del comportamiento pasivo suelen ser la falta de confianza en sí mismo y de autoestima, este comportamiento puede acabar creando un círculo vicioso.

Comunicación asertiva

Tener una comunicación asertiva significa encontrar el punto medio entre las dos conductas opuestas de las que ya hemos hablado: la agresividad y la pasividad. Una persona que se comunica de manera asertiva busca que el mensaje llegue al receptor de la mejor manera, sin que este se sienta insultado o amenazado por lo que se dice o por la forma en que se hace.

Significa entonces que la comunicación asertiva es una modalidad de comunicación libre de interferencias, cuyo objetivo es propiciar que haya un mejor entendimiento entre las partes involucradas. Para ello, la transparencia y la honestidad resultan esenciales.

La asertividad puede tener diferentes aspectos y en función de cada uno, pueden existir diferentes tipos de comunicación asertiva. Una de ellas es la que está basada en la expresión de sentimientos. En este caso las personas no tienen problemas para expresar sus sentimientos porque lo ven como una forma de acercarse a los demás y no como un signo de debilidad.

También existe la comunicación asertiva basada en la expresión del respeto por los demás. Cuando es así es importante que los demás noten que se toman en cuenta sus opiniones, y esto es una muestra de transparencia.

Otro tipo de comunicación es la que se basa en la escucha activa y esta tiene que ver con la empatía. Una persona asertiva no solo expresa lo que piensa o siente, sino que además sabe cuándo debe guardar silencio para escuchar atentamente lo que tienen para decir los demás.

Ejemplos prácticos de asertividad

A nivel conceptual tienes claro de qué va la asertividad, pero para entender completamente la idea los ejemplos prácticos podrían ayudarte mucho. A continuación, te proponemos algunas situaciones y cómo darle una solución a través de la asertividad.

  1. Si te disgusta la forma en la que tu jefe se dirige a ti y sientes que se aprovecha de su autoridad, una conducta asertiva sería hablar con él y explicarle de forma tranquila y con un buen uso del lenguaje verbal y no verbal cómo te sientes al respecto.
  2. Si un cliente llama por un problema con el servicio que le ofrece tu empresa y aunque tratas de ayudarlo, este está cada vez menos dispuesto a escuchar y más agresivo, lo mejor que puedes hacer es indicarle dejar la llamada para otro momento.
  3. Si estás en una conversación que se está convirtiendo en una discusión, una conducta asertiva sería abandonarla.
  4. Si una persona te hace un elogio, una respuesta asertiva sería agradecer y mostrar un gesto de aprecio.
  5. Si estás haciendo una fila y alguien injustamente de ubica adelante, una conducta asertiva sería decirle de forma calmada que tiene que ir al final de la fila como hicieron todos los demás.

Cómo ser asertivo

Ahora una cosa es saber qué es la asertividad, qué tipos hay y ver ejemplos de cómo tener una conducta asertiva ante ciertas situaciones. Sin embargo, no se nace siendo asertivo, ya que en algunos casos y dependiendo de nuestra personalidad, podemos tener un comportamiento agresivo o uno pasivo. La clave está en lograr el equilibrio entre ambos y para ello se pueden aplicar ciertas técnicas y ejercicios para mejorarla.

Aprende a decir no

Si quieres aprender a ser más asertivo, decir NO será tu mejor aliado. Debes aprender a decir no con más frecuencia y también debes entender que decirlo no te hace una persona desconsiderada. Recuerda que es importante que expreses tus necesidades y decir no es mucho mejor que decir sí sin quererlo o sin tener tiempo para cumplir.

Utiliza el “yo”

Cuando quieras expresar algo con lo que no estés de acuerdo o hacer una petición, utiliza siempre la primera persona. Por ejemplo, en lugar de decir ‘Eres una persona desconsiderada, no sabes el mal día que tuve hoy’, puedes decir ‘Estoy agotado hoy. Quieres que hagas todas esas cosas hoy, pero voy a poder hacerlas mañana’.

Reemplaza tus pensamientos negativos

A veces, cuando queremos hacer valer nuestros derechos, nos invaden pensamientos negativos. Por ejemplo, no pienses que eres un mal amigo por no prestarle dinero a tu colega. Más bien piensa que no mereces que se aprovechen de ti y que no puedes continuar prestándole dinero a alguien que nunca te lo devuelve. En vez de eso, ¡Practica el pensamiento positivo!

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