En estos tiempos en el que mundo enfrenta situaciones tan adversas se ha comenzado a hablar de resiliencia. Aunque es una palabra un poco extraña y hasta un tanto difícil de pronunciar, en ella se esconde un significado aleccionador: la capacidad o habilidad que tienen las personas para adaptarse con optimismo y energías positivas a situaciones difíciles.
Pero esto no quiere decir que una persona deba suprimir sus sentimientos o emociones. Por el contrario, se trata de un entrenamiento emocional para que sea capaz de sobrellevar una situación y adaptarse a ella.
Al igual que cualquier otra competencia humana, ésta puede ser aplicada en el plano empresarial; ya que al fin y al cabo son las personas las que moldean las empresas con sus vivencias, cultura, formas de trabajar. De ahí que que esn los últimos tiempos se haya aplicado el término resiliencia empresarial, entendiendo la empresa como un sistema enormemente influenciado por las conductas humanas.
Se denomina resiliencia empresarial a la flexibilidad, capacidad o destreza que tienen para enfrentar los cambios tanto internos como externos, que en cierto punto vulneran el ambiente de trabajo y por consecuencia su correcto desarrollo.
En la actualidad, los escenarios empresariales se caracterizan por su calidad, nuevos paradigmas y cambios constantes. Estos, a su vez, obligan a la gerencia a prestar especial atención a sus modos de proceder, a las oportunidades y amenazas que se le presentan, ya que al hacerlo pueden velar por la competitividad, el cumplimiento de sus logros y un mejor posicionamiento en el mercado en el que operan.
Pero ahora bien, en la sociedad donde las personas se desarrollan e interactúan, tienen que enfrentarse a situaciones adversas y muchas de ellas están relacionadas con el trabajo. Vamos a suponer que una empresa es el mundo mismo, pero en un modelo escala. En ella se pueden presentar situaciones no tan agradables, que van desde lo emocional hasta lo financiero, y es allí donde actúa la resiliencia empresarial, cuyo objetivo es no dejar que la empresa se sobreponga (o adelante) a los factores negativos que la afectan de la manera más rápida posible; aprovechándolos para mejorar la calidad/rendimiento de su trabajo.
Una empresa llega a ser realmente resiliente cuando no solo logra enfrentar y adaptarse a los cambios, sino también cuando se anticipa a ellos, logrando así un manejo eficaz de las políticas a seguir en tiempos de adversidad.
Para salir airosas de las dificultades que puedan enfrentar y convertirse en una empresa resiliente, es necesario que las organizaciones realicen una gestión del cambio satisfactoria para conseguir el cumplimiento de sus objetivos. Una buena gestión de cambio tiene como resultado un ambiente de trabajo óptimo y eficiente, que es la diferencia entre la expansión o la quiebra de una empresa.
Teniendo esto en cuenta, es fundamental conocer algunos aspectos que debes manejar para potenciar la resiliencia en los empleados. Estos son algunos de ellos.
Vivimos en un mundo agitado que, producto de la tecnología, avanza a pasos agigantados y que además desestabiliza nuestras emociones. Como invertimos gran parte del tiempo en el trabajo, resulta muy conveniente desarrollar y practicar la resiliencia en las organizaciones. Y es que, si somos capaces de convertir la ansiedad y estrés en productividad y mejoras, entonces, más allá de ser un problema, nos convertimos en un aporte más valioso para la empresa.
Obviamente, una empresa respetable y de trayectoria comprobada debe practicar la meritocracia dentro de su staff. Es decir, cada uno de los integrantes debe estar cualificado para las actividades a desarrollar. Sin embargo, el valor académico no lo es todo. Se deben tomar en cuenta otras aptitudes que vayan en consonancia con las metas de la empresa.
Si el personal de una empresa está conformado por personas resilientes, entonces la misma está destinada a salir triunfante de las vicisitudes que pueda enfrentar. Y esto se debe a que el grupo de involucrados tiene como meta trazada la adaptación y la flexibilidad. Esto significa que abandonan los viejos y rigurosos patrones que manejaban antes como institución y proponen otras soluciones que aportan y se adaptan mucho más a los cambios que se están sufriendo.
Se puede estar completamente seguros de algo: si no hay buen manejo de la inteligencia emocional, se ve comprometida la gestión del cambio y la consecuencia de esto será un ambiente de trabajo pesimista que no se adaptará a los nuevos tiempos. Esto, lamentablemente, podría hacer que la empresa sufra un declive porque sin empleados dispuestos a asumir el compromiso de cambio, básicamente no hay empresa.
Así que para llegar al pleno control en tiempos adversos, las organizaciones deben dominar cuatro aspectos clave.
Cuando una empresa logra desarrollar y potenciar la resiliencia en todos sus trabajadores es capaz de desarrollar un elevado y competitivo nivel organizacional. Es probable que pocas veces se haya denominado como resiliencia a ese compromiso que los trabajadores han adquirido con su puesto de trabajo. Pero es así. Todo trabajador necesita tener una actitud resiliente. De otra forma, no podrá saber sobrellevar los cambios en la empresa.
La resiliencia empresarial no debe ser vista como una característica negativa, sino más bien como una forma de empoderarnos de nuestra mente y por tanto de nuestras acciones. Una vez que se logra tener el control en tiempos difíciles, todo se hace más claro y el camino a la resolución de conflictos o cumplimiento de objetivos es mucho más fácil.
Pero la resiliencia organizacional no llega sola ni las personas nacen resilientes, por el contrario, se hacen a partir de los traumas y malas experiencias. Es por ello que cada vez son más las empresas que se enfocan en el desarrollo de esta capacidad entre sus empleados.
Para ello deciden invertir y dedicarse a contratar especialistas que conviertan las emociones, destrezas, virtudes y defectos de todos sus empleados en resiliencia en las empresas, en la capacidad de sobreponerse a los cambios originados por la globalización y demás factores externos. Estos especialistas son los business coach. Descubre más sobre su trabajo en el siguiente link:
Puede que la transformación de lo negativo en lo positivo se lleve a mediano o largo plazo. Sin embargo, es una inversión que siempre valdrá la pena porque, a nivel organizacional, la empresa mejorará su capital humano, el cual ya no verá un problema para cada solución, sino una solución para cada problema.