¿Qué es más importante: el coeficiente intelectual o la inteligencia emocional?
Si crees que el coeficiente intelectual es más importante, te sorprenderá lo que vas a aprender en este artículo. Algunos argumentan que es más importante para nuestro éxito que la inteligencia cognitiva.
Si no estás seguro de lo que es la inteligencia emocional, entonces has venido al lugar correcto. Sigue leyendo para saber qué es y por qué es tan importante esta habilidad blanda tanto para tu desarrollo personal como profesional.
Una definición de inteligencia emocional (también denominada EQ o Cociente Emocional ) describe la habilidad de gestionar tus propias emociones, así como las emociones de los demás, de distinguir y etiquetar correctamente las diferentes emociones, y de usar la información emocional para guiar tu pensamiento y comportamiento e influir en el de los demás (Goleman, 1995; Mayer & Salovey, 1990).
La inteligencia emocional es lo que usamos cuando nos identificamos (empatizamos) con nuestros compañeros de trabajo, tenemos conversaciones profundas sobre nuestras relaciones con otras personas importantes o intentamos manejar con sensibilidad a un niño rebelde o agitado por algún suceso. Nos permite conectarnos con los demás, entendernos mejor y vivir una vida más auténtica, saludable y feliz.
Aunque hay muchos tipos de inteligencia, y a menudo están conectados entre sí, hay algunas diferencias muy significativas entre ellos.
La IE trata de identificar las emociones en nosotros mismos y en los demás, relacionarnos con los demás y comunicar nuestros sentimientos (Cherry, 2018a).
El coeficiente intelectual, por otro lado, es la inteligencia cognitiva. Esta es la inteligencia con la que la gente está generalmente más familiarizada, ya que es el tipo de inteligencia al que se hace referencia más a menudo cuando se utiliza la palabra "inteligencia". También es el tipo que se mide con más frecuencia a través de test y se estima a través de cosas como el promedio de calificaciones.
La inteligencia social está más estrechamente relacionada con la inteligencia emocional que el coeficiente intelectual, ya que ambas tienen que ver con la navegación en situaciones sociales o emocionales. Sin embargo, se trata de dos tipos distintos de inteligencia, aunque de alguna manera se superponen.
La IE está más relacionada con el presente, en el sentido de que se utiliza para identificar y gestionar las emociones del momento.
La inteligencia social utiliza algunas de las mismas habilidades y destrezas, pero a menudo está enfocada hacia el futuro. Permite comprender los sentimientos, personalidades y comportamientos de uno mismo y de los demás para buscar resultados positivos (Chou, 2016).
Hay tres investigadores clave de la inteligencia emocional. Para tener una idea de los hitos sobre la introducción y aceptación de esta teoría dentro de la psicología, podemos empezar con el trabajo de Peter Salovey.
Peter Salovey y su colega John Mayer presentaron una de las primeras teorías formales de la inteligencia emocional en 1990. Ellos acuñaron el término y lo describieron como "la capacidad de reconocer, comprender, utilizar y regular las emociones de manera efectiva en la vida diaria" (Yale Center for Emotional Intelligence, 2013).
Este trabajo provocó un gran interés por el tema, tanto en el ámbito académico como en el público en general. A juzgar por la proliferación de libros, estudios y preguntas de investigación centradas en el tema, Salovey y Mayer realmente sentaron las bases con su teoría.
Poco después de que Salovey y Mayer introdujeran la teoría de la inteligencia emocional al mundo, otros investigadores y psicólogos comenzaron a utilizarla. Daniel Goleman fue uno de esos psicólogos; en 1995 publicó su bestseller, Inteligencia Emocional, que ayudó a introducir el término a las masas.
Goleman veía la IE como un factor vital para el éxito, especialmente para los niños. Propuso que promover el aprendizaje social y emocional en los niños para aumentar su inteligencia emocional no sólo mejoraría sus habilidades de aprendizaje, sino que también les ayudaría a tener éxito en la escuela al reducir o eliminar algunos de los problemas de conducta más molestos y dañinos.
Su propuesta fue muy bien recibida tanto por la comunidad investigadora como por el público en general, hasta el punto que ahora casi se da por sentado que la IE puede ser tan importante -si no más- para el éxito individual como el coeficiente intelectual.
Las escuelas, los educadores y los investigadores educativos también han acogido con entusiasmo la idea de que la inteligencia emocional no es simplemente un rasgo genético, "lo tienes o no lo tienes", sino un conjunto de habilidades que se pueden aprender y mejorar.
Siguiendo el innovador libro de Goleman, el autor Travis Bradberry y su colega Jean Greaves capitalizaron el creciente interés en la inteligencia emocional y publicaron su propio libro, Emotional Intelligence 2.0, que describe un programa paso a paso para mejorarla. Bradberry y Greaves proponen 66 estrategias respaldadas por la evidencia para construir inteligencia emocional enseñando autoconciencia, autocontrol, conciencia social y gestión de las relaciones.
Los autores afirman que el libro, elogiado por el propio Dalai Lama, puede ayudar a comprender mejor las emociones y las de los demás, y ofrece un test previo y posterior para demostrarlo.
Existen otras muchas investigaciones sobre la inteligencia emocional y sus causas, asociaciones y consecuencias, pero hay tres estudios relativamente recientes que han recibido mucha atención (Sarkis, 2011):
Estos tres estudios respondieron a algunas preguntas importantes y abrieron la puerta a gran parte del trabajo innovador e importante realizado desde entonces. Los resultados nos mostraron que la inteligencia emocional es, de hecho, un factor vital en nuestro éxito, nuestras relaciones, la calidad de nuestra salud mental y, lo mejor de todo, podemos mejorarla.
No es necesariamente un rasgo fijo que se transmite a través de los genes (aunque eso podría ser la fuente de un nivel básico de inteligencia emocional), sino algo que podemos construir e impulsar con la práctica.
Hay dos números que hay que recordar para ayudarte a entender de qué se trata la inteligencia emocional: cinco y cuatro. Hay cinco componentes del modelo y cuatro dimensiones, que explicaremos más adelante.
Según Daniel Goleman, los cinco componentes o elementos de la inteligencia emocional son:
La autoconciencia puede definirse como "la capacidad de reconocer y comprender sus propias emociones" (Cherry, 2018b). Es el pilar fundamental de la inteligencia emocional, ya que regularnos a nosotros mismos, tener empatía por los demás, etc; nos ayuda en la tarea de identificar y comprender nuestras propias emociones.
La autorregulación es va un paso más allá, ya que no sólo debemos ser capaces de reconocer nuestras propias emociones, sino que también debemos ser capaces de expresarlas, regularlas y manejarlas apropiadamente.
Las personas que tienen un alto nivel de inteligencia emocional generalmente poseen una capacidad de motivación intrínseca. En otras palabras, este tipo de personas están motivadas por razones internas más que por recompensas externas como ganar riqueza, respeto o fama. Aquellos con un alto nivel de inteligencia emocional son motivados por sus propias razones personales y trabajan hacia sus propias metas.
La empatía puede definirse como la capacidad de entender cómo se sienten otras personas y reconocer, a un nivel profundo, cómo te sentirías si estuvieras en su posición. No significa que simpatices, valides o aceptes su comportamiento, sólo que puedes ver las cosas desde su perspectiva y sentir lo que ellos sienten.
Finalmente, las habilidades sociales son la última pieza del rompecabezas de la inteligencia emocional. Estas habilidades son las que permiten a las personas interactuar socialmente entre sí y navegar con éxito en situaciones sociales. Las personas que saben gestionar sus emociones, generalmente tienen habilidades sociales más altas que el promedio y son capaces de perseguir eficazmente sus objetivos y obtener los resultados que desean cuando interactúan con otros (Cherry, 2018b).
Los 5 componentes han sido modificados para adaptarse a los contextos empresariales y organizativos. En este contexto organizacional, hay unas pocas sub-habilidades y habilidades bajo cada componente que contribuyen a una mayor inteligencia emocional y a un mayor éxito como empleado, miembro del grupo y miembro de la organización:
Según Salovey y Mayer, existen cuatro dimensiones de la de inteligencia emocional o ramas que forman una jerarquía de habilidades y destrezas emocionales:
La primera dimensión, percibir la emoción, se relaciona con ser consciente y reconocer los estados de otras personas (tanto físicos como psicológicos, por ejemplo, estar con dolor físico o sentirse agotado), identificar las emociones en otras personas, expresar las propias emociones y necesidades de uno de manera precisa y apropiada, y distinguir entre sentimientos exactos y honestos y sentimientos inexactos y deshonestos.
Usar las emociones para facilitar el pensamiento implica redirigir y priorizar tu pensamiento basado en los sentimientos asociados con esos pensamientos, generar emociones que faciliten un mejor juicio y memoria, capitalizar los cambios de estado de ánimo para que puedas apreciar múltiples puntos de vista, y usar estados emocionales para mejorar tus habilidades para resolver problemas y tu falta de creatividad.
La dimensión de la comprensión de las emociones incluye la comprensión de las relaciones entre varias emociones, la percepción de las causas y consecuencias de las emociones, la comprensión de sentimientos complejos y estados contradictorios, y la comprensión de las transiciones entre emociones.
La dimensión final, manejar las emociones, se refiere a estar abierto tanto a los sentimientos agradables como a los desagradables; monitorear y reflexionar sobre tus emociones; comprometerse, prolongar o separarse de un estado emocional; y manejar las emociones tanto dentro de sí mismo como en los demás (Emmerling, Shanwal y Mandal, 2008; Mayer y Salovey, 1997).
A continuación, te explicamos las diferencias entre los rasgos frente a los estados, para ponerte en contexto:
Un estado es un pensamiento (patrón/sentimiento/comportamiento) temporal que es circunstancial y altamente dependiente del entorno, así como de la personalidad del individuo.
Un rasgo es un pensamiento (patrón/sentimiento/comportamiento) permanente o semipermanente que es consistente, duradero y relativamente estable, con características que dependen mucho más de la personalidad que del entorno.
Basándonos en estas descripciones, podemos ver que la inteligencia emocional generalmente cae en el lado de los rasgos, aunque nuestras habilidades y capacidades para gestionar emociones pueden ciertamente variar en función de nuestras circunstancias. Por ejemplo, uno podría ser más inteligente emocionalmente en las relaciones personales que en las situaciones de trabajo, o viceversa.
Sin embargo, la inteligencia emocional es comúnmente considerada un rasgo. Ciñéndonos a la conceptualización de los rasgos, vamos a profundizar un poco más en lo que hace a alguien tener un alto nivel de Inteligencia Emocional.
Hay muchas características que se pueden utilizar para describir a las personas con una inteligencia emocional alta y baja.
Según Rhett Power (2017) de Success.com, estas son las siete cualidades que mejor describen a los empleados y líderes con un alto nivel de inteligencia emocional:
Otros ejemplos del sitio web de Zenful Spirit incluyen:
Por otro lado, también hay algunos buenos signos de baja inteligencia emocional. Las cualidades que describen a las personas con baja inteligencia emocional incluyen:
¿Por qué deberíamos preocuparnos por desarrollar nuestras habilidades de inteligencia emocional?
Ser capaz de entender tus emociones es fundamental para entender lo que te llevará a desarrollarte tanto a nivel personal como profesional. Esto se debe a que, como humanos, tendemos a ser criaturas altamente emocionales y sociales.
Ser emocionalmente inteligente te ayudará a conectarte con los demás, mejorar tu desempeño en el trabajo, mejorar tus habilidades de comunicación, ser más resistente a los problemas y mucho más. Resulta que tener un alto nivel de inteligencia emocional puede hacer que tengas éxito en casi todos los aspectos de tu vida.
La autogestión y la gestión de las relaciones son dos habilidades vitales en la vida. No sólo nos ayudan a llevar una vida más feliz y saludable, sino que también nos ayudan a sobrellevar el día, especialmente en un día difícil.
La autogestión es el primer paso, ya que debemos aprender a manejarnos a nosotros mismos antes de poder manejar relaciones saludables y apropiadas con los demás. El aprendizaje del autocontrol te permite controlar tus propias emociones (hasta cierto punto) y motivarte en todas las situaciones.
Mejorar tus habilidades de manejo de relaciones te permite construir relaciones saludables y comunicarte efectivamente en todas las situaciones, incluyendo ser abierto con los demás, comunicar tu punto de vista, persuadir a los demás y ser honesto sin enajenar u ofender a los demás.
La construcción de tu inteligencia emocional puede ayudarte con estas dos importantes habilidades, además de otras. Por ejemplo, la inteligencia emocional puede ayudarte en el lugar de trabajo, ya seas un empleado, un gerente o el propietario de un negocio.
Sólo una organización cuyos miembros poseen inteligencia emocional puede trabajar con la máxima eficacia. La inteligencia emocional sólo aumenta el éxito de la organización, sin importar cómo se mida ese éxito. La conclusión es que la inteligencia emocional es esencial para la excelencia en los negocios.
La inteligencia emocional puede hacer maravillas para tu negocio porque usarla en el trabajo te hará entender cómo funcionan las personas y las relaciones.
Los colegas emocionalmente inteligentes sobresaldrán consistentemente en liderazgo, trabajo en equipo, asociación y visión porque tendrán una visión de sus relaciones con el personal, las organizaciones, los directores, los clientes, los competidores, los contactos en red, y así sucesivamente.
Una empresa de personas emocionalmente inteligentes emplea a trabajadores que están motivados y bien recompensados, son productivos, eficientes, efectivos y agradables, y sus objetivos están alineados con la visión de la organización.
Esto se debe a que la inteligencia emocional es aplicable a todas las interacciones humanas que se dan en el marco de los negocios. Tener un personal con un alto nivel de inteligencia emocional promedio ayudará con el servicio al cliente, la lluvia de ideas, las presentaciones de la compañía y muchas otras actividades.
La inteligencia emocional en el lugar de trabajo te ayudará a evaluar mejor a las personas, comprender cómo se desarrollan las relaciones, comprender cómo nuestras creencias generan nuestras experiencias y aprender a prevenir las luchas de poder, el juicio negativo, la resistencia, etc., a fin de aumentar la visión y el éxito.
En relación con el punto anterior, una alta inteligencia emocional también mejorará la capacidad de toma de decisiones. Aquellos que tienen una buena comprensión de sí mismos y de los que les rodean tienen más probabilidades de sopesar todas las opciones, mantener una mente abierta y eliminar todas las emociones irrelevantes del proceso de toma de decisiones.
Vale la pena notar que las personas con un alto nivel de inteligencia emocional no eliminan todas las emociones de su toma de decisiones, sólo las que pueden interferir (como la ansiedad). Esto les ayuda a ser más objetivos a la vez que les permite confiar en sus sentimientos de manera saludable.
Para ampliar un poco la sección anterior, la inteligencia emocional está estrechamente relacionada con las habilidades de comunicación. Las personas con un alto nivel de inteligencia emocional tienden a ser competentes en sus habilidades de comunicación. ¿Por qué?
De esta lista, queda claro cómo la inteligencia emocional afecta la comunicación: Un alto nivel de inteligencia emocional conduce un mayor grado de competencia para conversar, un requisito tanto para una vida sana, tanto a nivel personal como profesional.
La comunicación lleva directamente a la siguiente razón por la que es importante desarrollar la inteligencia emocional: construir y mantener relaciones saludables.
Es fácil ver cómo tener un alto nivel de inteligencia emocional puede conducir a mejores relaciones, ya que las personas con estas habilidades pueden:
No es de extrañar que las personas altamente inteligentes emocionalmente tengan relaciones más estables, satisfactorias y de alta calidad que las que tienen poca inteligencia emocional.
Las personas emocionalmente inteligentes notan cómo se sienten los demás, reaccionan apropiadamente a los demás, regulan sus propias emociones y observan su propio comportamiento para asegurarse de que no ofenden o molestan innecesariamente a los demás.
Estos son los ingredientes para una relación saludable y respetuosa, ya sea entre amantes, amigos, familiares o compañeros de trabajo.
Finalmente, otra razón importante para prestar atención a la inteligencia emocional es cómo afecta a la capacidad de recuperación. Las personas que tienen un alto nivel de inteligencia emocional también suelen ser capaces de levantarse cuando caen.
De hecho, la inteligencia emocional es considerada por algunos como una fuente directa de resiliencia. Los investigadores Magnano, Craparo y Paolillo (2016) encontraron que la inteligencia emocional está directamente relacionada con la resiliencia y, a través de esa conexión, está relacionada con el éxito y la motivación hacia el mismo.
En otras palabras, aquellas personas con altos niveles de inteligencia emocional son más propensas a luchar por el éxito y perseguir sus metas, cumplir con esas metas y volver al camino correcto después de un fracaso o una decepción.
Como se mencionó anteriormente, la inteligencia emocional no es un rasgo inamovible de nuestra personalidad. Aunque es relativamente estable y no cambia mucho por sí sola, es absolutamente posible mejorarla con la práctica.
Con un esfuerzo coordinado, puede ser enseñado por padres, maestros, entrenadores y otros educadores o practicantes, y puede ser aprendido por casi cualquier persona.
Por tanto, la verdadera pregunta es, ¿Cómo enseñamos o aprendemos la inteligencia emocional? Afortunadamente, la investigación nos ha dado algunas respuestas.
La atención plena (Mindfulness) es una solución. Podemos usar la atención plena para construir y mantener nuestra inteligencia emocional a través de una mayor autoconciencia y autorregulación. Se ha demostrado que la meditación mindfulness es muy efectiva para reducir o eliminar tu angustia cuando te enfrentas a situaciones de tensión.
Si estás interesado en mejorar en la gestión de tus emociones, es una buena idea comenzar con una evaluación. Aquí hay cuatro herramientas útiles para medir la inteligencia emocional sugeridas por el blog de la Harvard Extension School:
Como puedes comprobar, muchos de estos consejos y estrategias se reducen a un par de ideas simples (pero no siempre fáciles): Presta atención a tus propios sentimientos, trata de ser objetivo y aceptarlos, y piensa en cómo sus acciones afectan a los demás.
Aunque el concepto de inteligencia emocional ha sido adoptado tanto por el campo de la psicología como por la cultura dominante, no todo el mundo está de acuerdo en que sea un concepto innovador e importante.
Jordan Peterson, psicólogo de la Universidad de Toronto, dijo lo siguiente:
"No existe tal cosa como un Cociente de Inteligencia Emocional... . . La Inteligencia Emocional no es un concepto psicométricamente válido. En la medida en que es algo (y no lo es), es la simpatía de los Cinco Grandes, aunque esto depende, como no debería, de qué medida de Inteligencia Emocional se está utilizando (todos deberían medir lo mismo)" (Peterson, 2016).
Lo que Peterson está diciendo es que la inteligencia emocional es simplemente una vieja teoría envuelta para parecer nueva y que las pruebas y escalas destinadas a medirla no hacen un buen trabajo. Por supuesto, esta es sólo la opinión de un psicólogo, pero vale la pena señalar que la IE a veces se correlaciona positivamente con la simpatía. ¿Es porque es un factor relacionado o porque es el mismo factor? Sólo el tiempo y las investigaciones posteriores lo dirán.
Otra crítica se refiere a la ética. El renombrado investigador de management y profesor Adam Grant ha expresado su preocupación por el alto nivel de inteligencia emocional que puede ser utilizado por razones menos que benevolentes. Grant dijo:
"La nueva evidencia muestra que cuando las personas perfeccionan sus habilidades emocionales, se vuelven mejores manipulando a los demás. Cuando eres bueno controlando tus propias emociones, puedes disfrazar tus verdaderos sentimientos. Cuando se sabe lo que sienten los demás, se les puede conmover y motivar para que actúen en contra de sus propios intereses" (2014).
Esta crítica no se refiere a la teoría de la inteligencia emocional o al rigor de la investigación sobre este tema, sino al daño del que es capaz una persona con un elevado EQ.
¿Deberíamos estar enseñando a la gente cómo mejorar su inteligencia emocional si la usan para manipular a otros? Es una pregunta interesante sin una respuesta fácil.
Para aprender más sobre este fascinante tema y tomar una decisión sobre algunas de las críticas expuestas anteriormente, consulta estas charlas de TED y los videos de YouTube sobre el tema:
TED Talk de Daniel Goleman
Programa Redes de Eduard Punset, sobre cómo gestionar las emociones
Charla entre René Diekstra y Elsa Punset en su serie de videos sobre educación emocional
TED Talk de gabriel Rodíguez sobre la IE en el trabajo
TED Talk sobre las emociones inteligentes de Santiago Quiroga
Si quieres obtener información más detallada sobre el tema que ocupamos hoy, puedes consultar nuestro post sobre los mejores libros de inteligencia emocional.
Como alternativa, puede consultar las siguientes opciones principales en Amazon:
En este artículo, hemos definido qué es inteligencia emocional, hemos dado un breve paseo a través de la historia del concepto, el marco en el que se construye la teoría de la inteligencia emocional, y cómo acciones que te ayudarán a mejorarla. Esperamos que hayas aprendido algo y que consideres trabajar para poder manejar tus emociones de forma más eficiente.