En el mundo empresarial el liderazgo es clave para alcanzar el éxito. Y es que, este es el que define, en gran medida, el correcto rumbo de cualquier compañía. La figura del líder suele estar ocupada por el dueño de la empresa y si esta es muy grande, entonces también por el director, gerente o gestor que la dirija.
Es importante entender que existen diferentes estilos de liderazgo y que en el entorno empresarial hay varios. Esto ocurre porque la forma en la que se emplea el liderazgo en una organización puede variar dependiendo del tipo de producción, de la forma en que se produce y hasta del entorno. Uno de estos estilos es el liderazgo transaccional.
También conocido como liderazgo gerencial, este liderazgo se define como una actividad bidireccional basada en un sistema de recompensas y sanciones. El líder planifica unos objetivos e incentiva a los empleados para que trabajen en pro de alcanzarlos a cambio de un premio. Sin embargo, quienes no cumplan con los estándares requeridos le serán aplicadas ciertas medidas no beneficiosas.
Este tipo de liderazgo se basa en la teoría del condicionamiento operante, que busca resultados concretos a cambio de incentivos, estímulos o alicientes. Esto implica que el líder transaccional debe ofrecer a su equipo una recompensa o reconocimiento que lo impulse a mejorar sus niveles de rendimiento.
En la gestión empresarial algunos profesionales consideran el liderazgo transaccional como una forma de supervisión y control. En cualquier caso, se trata de un modelo que permite liderar de forma efectiva a los empleados en varios contextos, sobre todo cuando estos tienen poca iniciativa. Y es que, cuando los grupos son apáticos o les cuesta llevar a cabo ciertas acciones, los incentivos pueden motivarlos a alcanzar los objetivos.
También es un método eficaz cuando existe un bajo desempeño. Si los trabajadores muestran bajos índices de desempeño, el sistema premio-castigo puede ser un buen estímulo. Lo mismo para cuando tienen escasas habilidades, ya que en esos casos el liderazgo transaccional puede ayudarlos a incentivar su desarrollo.
Este tipo de liderazgo debe contar con unas características específicas para que sea considerado como tal. Estas son las más destacadas.
Esta es quizá la característica principal del liderazgo transaccional. Al aplicarlo se hace uso de incentivos o recompensas que ayudan a motivar a los empleados a alcanzar los objetivos establecidos por el líder. Esto es fundamental, ya que el premio hará que las personas hagan un esfuerzo real para cumplir con las metas. Es también una forma de mantener a los empleados contentos con su trabajo y su entorno laboral. Hay que recordar que un empleado que se siente a gusto, trabajará de forma más eficiente.
Toda acción tiene una consecuencia y si dicha acción no es positiva, la consecuencia tampoco lo será. Los ‘castigos’ son sanciones que el líder debe imponer al empleado en caso de que no se consiga un trabajo bien hecho o que no se alcancen los objetivos propuestos. Este tipo de medidas ayuda a que los empleados entiendan que las faltas dentro del trabajo no serán bien recibidas ni toleradas. Además, las sanciones logran prevenir estas faltas en el futuro.
Para que este tipo de liderazgo funcione el líder debe saber cómo hablar con sus subordinados. Un correcto uso de las palabras es clave para comunicarse de forma efectiva con ellos, para que así entiendan la importancia de comprometerse con su trabajo, así como lo que ganarán o perderán si no lo hacen. Si el líder es capaz de motivar a las personas a su cargo, es más probable que esta estrategia tenga éxito.
Otra característica del liderazgo transaccional es su eficacia es las crisis o en las situaciones de emergencia. Cuando en una empresa u organización reina la desorganización hay baja productividad y por ende, pérdidas. Este método resulta eficaz para levantar esas compañías que han perdido el rumbo y cuyos empleados ya no se sienten motivados en sus puestos de trabajo, ya que los hace despertar y entender que las cosas se pueden hacer bien y que además vale la pena hacerlo.
Para que este modelo de gestión funcione, los empleados deben conocer en detalle qué actividades deben realizar, cómo y cuándo. Si los roles están definidos con tareas específicas, será más sencillo que el personal pueda cumplir con los objetivos que se le proponen.
Toda organización que desee implementar el liderazgo transaccional debe saber que este método posee ventajas y desventajas. Es importante que tenga claro cuáles son para determinar si el sistema le conviene o no.
A pesar de que ya hemos definido qué es, es importante conocer un poco sobre las teorías del liderazgo transaccional según diferentes autores. El primero en hablar sobre este tipo de liderazgo fue el sociólogo alemán Max Weber en el año 1947, aunque en ese entonces se conoció como liderazgo racional-legal. El autor lo definió como el el ejercicio del control sobre la base del conocimiento.
En 1978, el politólogo James McGregor Burns promovió las teorías de Weber en su libro “Liderazgo”. Allí el autor argumentó que los líderes transaccionales debían tener un propósito más elevado y ser morales. Asegura además que los líderes transaccionales deben ser honestos, equitativos y responsables.
Un autor destacado que también definió el liderazgo transaccional fue Bernard Bass. Para él se trataba de un liderazgo contingente de recompensas basado en intercambios tanto económicos como emocionales, el cual deja claro las funciones y responsabilidades de cada persona, así como los premios a recibir por la obtención de los objetivos propuestos.
Otras dos características que le otorgó Bass a este tipo de liderazgo fue la gestión por excepción, que puede ser pasiva o activa:
Existen muchos tipos de líder, pero quienes apuestan por el liderazgo transaccional pueden recompensar o sancionar a sus trabajadores de diferentes maneras. Hay quienes optan por otorgar un bono, un ascenso o una especie de reconocimiento para ayudar a los empleados a que den el 100%.
Uno de los ejemplos más conocidos de liderazgo transaccional lo vemos en Mcdonald’s. La cadena de comida rápida suele premiar al mejor trabajador del mes para destacar su rendimiento. Como reconocimiento por su buen desempeño obtiene el título de «empleado del mes», que viene acompañado por una placa y un premio económico.
Los entrenadores de equipos deportivos también suelen aplicar este estilo de liderazgo para motivar a los jugadores. Si hacen un buen trabajo y cumplen con las metas propuestas, estos pueden conseguir diferentes recompensas como estar en el equipo titular, por ejemplo.
La aplicación del modelo de McDonald's no siempre ha funcionado en todos los países donde se ha instaurado. Esto se debe principalmente a las diferencias culturales existentes entre países y la visión del trabajador en diferentes partes del mundo sobre el esfuerzo y el mérito.
En Estados Unidos está arraigada la idea del sueño americano y de que el trabajo duro te llevará a alcanzarlo. Los empleados ven a la persona que recibe este premio como alguien que se ha esforzado para llegar hasta donde está.
Mientras, en España se eliminó este sistema, ya que creaba más conflictos que motivación entre los empleados. Los trabajadores no veían en muchos casos justos los criterios de elección del ganador y acusaban a éste de ser "amigo" del jefe. El resultado es que este tendía a ser ninguneado y/o criticado por sus compañeros.
Un líder transaccional puede ser de gran ayuda en cualquier empresa. Pero hay que pensar seriamente si es el modelo que se quiera aplicar y, sobre todo, cómo aplicarlo. Qué sistema de recompensas es el idóneo en función de la empresa, las diferencias culturales, el grado de especialización, la claridad a la hora de encomendar tareas, etc.
Antes de implantarlo, ¡analiza los beneficios que aporta, así como sus inconvenientes para sacarle todo el provecho!