En este artículo, analizamos por qué la asertividad en el lugar de trabajo es tan importante, y exploramos algunas estrategias que puedes utilizar para ser más asertivo.
No siempre es fácil identificar un comportamiento realmente asertivo. Esto se debe a que hay una fina línea entre la asertividad y la agresividad, y la gente a menudo puede confundirlos. Por esta razón, es útil definir los dos comportamientos para que podamos separarlos claramente. Si tienes dudas al respecto, te recomendamos leer este artículo primero, donde podrás ver dichas diferencias:
Las relaciones humanas pueden llegar a ser complicadas. Y es que cada persona tiene una forma característica de pensar, de sentir y de actuar, pero muchas veces nuestras palabras o nuestra actitud no resulta ser la mejor o la más adecuada para conseguir una interacción sana.
El entorno laboral, por ejemplo, puede ser uno de los más complejos, de allí que sea tan importante potenciar la asertividad en el trabajo. Ten en cuenta que en el mundo laboral las relaciones humanas están sujetas a grandes niveles de estrés y solo una comunicación asertiva puede hacer que el ambiente sea realmente agradable y respetuoso para todos.
Para hablar de asertividad en el trabajo es importante que manejes bien este concepto. ¿De qué se trata exactamente? Joseph Wolpe fue el primero en definir la asertividad, como
Una adecuada forma de expresión de cualquier emoción, pero que no sea una respuesta de ansiedad.
Puede decirse entonces que la asertividad es una mezcla entre inteligencia emocional y gestión de los sentimientos. Implica tener la capacidad de expresar lo que pensamos y sentimos de manera firme, respetando nuestra posición y la de los demás. Es, de alguna manera, una habilidad que nos permite gestionar nuestras opiniones y sentimientos para no permitir que otros tomen decisiones que nos involucran, aunque no estemos de acuerdo.
Cuando no se es asertivo, se corre el riesgo de ser pasivo, agresivo o una mezcla de ambos. Estas son otras formas de comunicación que están en los extremos de la asertividad. Cuando permites que otras personas tomen decisiones por ti, no tomen en cuenta tus aportaciones o no te valoren estás siendo una persona pasiva. Y cuando impones tus ideas sin considerar lo que opinan los demás, entonces estás siendo agresiva.
La falta de asertividad en el trabajo puede suponer un gran problema porque genera conflictividad entre los trabajadores, el flujo de trabajo no es bueno y por ende, tampoco el rendimiento. Además, el ambiente laboral se vuelve pesado y estresante, ya sea que tomes una actitud pasiva o agresiva.
Convivir en un mismo entorno profesional no es sencillo, ya que a diario tenemos que tratar de entendernos con personas con perspectivas, experiencias y personalidades muy distintas unas de otras. Sin embargo, al tener una conducta asertiva es más fácil conseguir un adecuado flujo de información en los grupos de trabajo y encontrar soluciones a los posibles problemas a los que haya que hacer frente.
Uno de los principales beneficios de ser asertivo es el de aumentar la confianza en ti mismo, a medida que adquieres una mejor comprensión de quién eres y del valor de tu trabajo.
La asertividad proporciona otros muchos beneficios que pueden ayudarte tanto en tu lugar de trabajo como en otras áreas de tu vida. En general, las personas asertivas:
El comportamiento asertivo ofrece muchas ventajas en el entorno laboral. Además de bajar los niveles de estrés y ayudar a tener un mayor rendimiento gracias a la mejora de la autoestima y la confianza, ser una persona asertiva trae más beneficios económicos a las empresas porque defienden sus intereses y no aceptan un no por respuesta.
Si quieres comenzar un entrenamiento en asertividad es importante que sepas cómo puedes mejorar esta habilidad.
Esto es lo primero que debes entender para comenzar a trabajar la asertividad. Nadie puede leer tu mente, así que debes expresar lo que piensas y sientes para se tengan en cuenta tus necesidades y deseos. Tus compañeros de trabajo no saben que necesitas su ayuda y tu jefe no sabe que quieres un ascenso.
No asumas que por una u otra razón ellos deberían saber, intuir o pensar como tú. Evita frustrarte o enfadarte por estas cosas y practica la asertividad comunicando de manera tranquila y calmada tus deseos y opiniones.
La autoestima es clave para ser asertivo. Y es que quien no es consciente de su valía, difícilmente se sentirá capaz de expresar lo que siente y lo que piensa. Por ello, para mejorar tu asertividad debes reconocer tu valor, pero así como reconoces el tuyo, también debes hacer lo propio con el de los demás. Debes entender que las otras personas también tienen sus necesidades y opiniones, y que el respeto es un camino de dos vías. Este es el principio para una comunicación asertiva.
El hecho de expresar tus opiniones y sentimientos no implica la aceptación de la otra persona. Es decir, ser asertivo tiene que ver con comunicar lo que piensas y sientes de manera adecuada, pero no puedes prever la reacción del otro y mucho menos cambiar lo que piensa.
Recuerda que no se trata de ganar o de convencer a la persona con quien hablas, sino de expresarte y hacer valer ese pensamiento. No puedes imponer tus opiniones, porque debes respetar lo que piensa la otra persona. Por ello, ser asertivo es algo similar a una negociación: hay que encontrar un equilibrio en el que ambas partes estén de acuerdo o satisfechas.
Otra forma de mejorar la asertividad en el trabajo es poniendo en práctica la escucha activa. Esto significa prestar atención a todos los mensajes que está transmitiendo el interlocutor, no solo lo que dice, sino cómo lo dice.
Y es que el lenguaje no verbal y la comunicación emocional son igual de importantes que las palabras y a veces pueden dar más información sobre lo que piensa y siente la persona. Debes dejar que la persona se exprese abiertamente, sin interrumpirle, y haciéndole ver que está realmente interesado en lo que está diciendo. Esta empatía te ayudará a mejorar la comunicación.
Si quieres trabajar la asertividad debes entender bien en qué consiste esta y que no es lo mismo que la comunicación agresiva. Algunas personas pueden pensar que verbalizar sus opiniones significa imponer su criterio por encima del de los demás, pero no es así. Si bien la asertividad tiene que ver con exponer lo que pensamos y sentimos, también implica respetar la posición del otro.
Por lo que tus razones por más objetivas que sean no pueden de ninguna manera despreciar las del otro interlocutor. Una persona asertiva crea un clima comunicativo sano y de confianza en el que se pueden expresar opiniones de forma cordial a pesar de ser diferentes a las del otro.
Así como debes entender la diferencia entre tener una comunicación asertiva y una agresiva, debes dejar comportamientos pasivos como el que haces cuando te disculpas en exceso. No se trata de que seas una persona maleducada, sino de que te disculpes en situaciones laborales que no ameritan un “lo siento”. Si pides disculpas por algo que no lo justifica, terminas desacreditando tus propias ideas y además resaltas tus inseguridades.
La inteligencia emocional se define como la capacidad para identificar, entender y manejar tanto nuestras emociones como la de los demás. Por ello, si quieres ser una persona asertiva, necesitas tener esta habilidad. Recuerda que ser asertivo es ser consciente de tus emociones para saber regularlas, ya que esto es lo que permite relacionarte de forma adecuada con los demás.
Las habilidades sociales y la asertividad son claves en el entorno laboral. Ambas te ayudarán a tener un ambiente de trabajo más tranquilo, relajado y productivo. Para trabajar la asertividad, por ejemplo, puedes poner en práctica algunas técnicas que han resultado ser eficientes.
El nombre quizá te dé una idea de en qué consiste esta técnica. Se trata de repetir una y otra vez tu afirmación a la persona que parece no aceptar lo que le dices. Ante la insistencia, debes repetir el mismo mensaje, pero siempre con amabilidad y nunca con un tono irónico, despectivo o condescendiente.
La idea es mantenerte firme en tu opinión, dejando claro que no vas a cambiar de posición.
Es una técnica en la que se utiliza una expresión formada por tres partes. Se comienza con un refuerzo positivo, en el medio se verbaliza petición de cambio o la negativa, y al final se expresa un mensaje de gratitud. De esta manera la parte menos positiva queda arropada de algún modo con las expresiones positivas y se suaviza el impacto.
Se trata de un método en el que se acepta sin discutir la parte de razón que tiene la otra persona. Es necesario expresar que su argumento tiene una parte de razón, pero que el tuyo es otro. Después de eso debes expresar tus ideas de forma tranquila.
El objetivo es que el otro interlocutor perciba tu entendimiento y que no se sienta criticado, todo esto sin renunciar a tus propias ideas.
Uno de los mayores problemas en la comunicación es cuando el interlocutor se siente atacado o juzgado. Esto puede pasar por las palabras que elegimos al comunicarnos. Por ello, una excelente técnica para mejorar la asertividad en el trabajo es hablar desde el punto de vista personal.
Es decir, hablar siempre desde el yo y no desde el tú. Si estás explicando algo, por ejemplo, es mejor preguntar ‘¿me he explicado bien?’ que decir ‘¿me has entendido?’. En el primer caso asumes que un error en el entendimiento podría ser a causa de que no te has explicado bien, y no que la persona no te ha entendido debido a sus capacidades.
Otra técnica que te ayudará a ser más asertivo en el trabajo es utilizar palabras que por naturaleza transmiten amabilidad en una conversación. Expresiones como ‘por favor’, ‘gracias’, ‘podrías ayudarme’, ‘serías tan amable’ ayudan a que la comunicación sea más cordial y empática.
Por ende, es recomendable que las utilices con frecuencia en la oficina.
Para mejorar la asertividad en el trabajo, los ejercicios prácticos son ideales, sobre todo si se aplican las técnicas antes descritas. Pero para entender mejor cómo practicar esta habilidad, estos ejemplos de asertividad en el trabajo serán de mucha ayuda.
Una buena forma de trabajar en el desarrollo personal es a través de la lectura y si te interesa trabajar la asertividad, hay algunos libros que pueden ayudarte. Asertividad en el trabajo. Cómo decir lo que siento y defender lo que pienso es un texto de las psicólogas Olga Castanyer y Estela Ortega, quienes han escrito otros libros sobre este tema e imparten cursos sobre asertividad, habilidades sociales y autoestima.
Este libro es una guía que puede ayudarte a entrenar tu asertividad en el trabajo, aunque también puede ayudarte para aplicarla en tu vida diaria. Encontrarás información clara y precisa sobre el comportamiento, los sentimientos y pensamientos de las personas agresivas, pasivas y asertivas.
La falta de asertividad se debe a varias razones, muchas de las cuales tienen que ver con los rasgos que se definen en la infancia. La falta de carácter o de confianza en nuestras habilidades, el no tener metas ni objetivos, el no aceptar que nos podemos equivocar o depender siempre de otros puede dificultar que seamos personas asertivas. Sin embargo, libros como este pueden ser de gran ayuda para cambiar esto.
En el entorno laboral, el desarrollo de esta habilidad es muy importante. De hecho, es bien sabido que las empresas cada vez están más interesadas en las competencias blandas de los trabajadores porque estas son las que le ayudan a resolver los distintos problemas que pueden presentarse en la jornada laboral.
La buena comunicación es una de las habilidades más demandadas de este tipo, por ello es esencial desarrollar la asertividad en el trabajo. Esta comunicación es, sin duda, la que reportará mayores beneficios a la compañía.