¿Has sentido alguna vez en tu vida apatía, miedo y falta de motivación? Esto se puede deber a distintos motivos, tanto en nuestra vida personal como profesional. Pero uno de los más extendidos es el ser víctimas de estancarnos en nuestra propia zona de confort en un momento dado.
No sabes realmente cómo empieza ni por qué. Pero poco a poco te vas acomodando a una situación que, aunque tu intuición dice que no es lo que quieres, sigues haciéndolo porque es lo más fácil, no tienes ganas de empezar de cero, no quieres perder el control,...
Sea cual sea tu razón, dar ese paso en la dirección que tú quieres (no la que te dictan las circunstancias) requiere de "ponerte las pilas" y salir de la zona de confort.
La buena noticia es que solo depende de ti dejar tu zona de confort y, aún mejor, con la práctica puedes convertirlo en un hábito que te ayude a crecer de forma exponencial en cualquier ámbito de tu vida.
Como dice la célebre frase: "Hoy es el primer día del resto de nuestras vidas". Así que intenta vivir el presente y cambia la "fallo" por "aprendizaje". Verás como en poco tiempo serás capaz de hacer cosas que hace nada te parecían muy difíciles o incluso imposibles.
Por cierto, al final del artículo encontrarás un ejercicio con el cuál podrás empezar a practicar desde hoy mismo el salir de tu zona de confort.
¿Llevas una vida con pocas perspectivas? Si sientes que estás estancado o que no creces, puedes estar atrapado en la zona de confort. Más allá de un espacio físico, hablamos de un estado psicológico lleno de comodidades, libre de riesgos y donde controlas tus miedos. Esto puede incluir tu rutina, tu visión del mundo y todo aquello que evita una evolución profesional o social.
En sí, esta condición puede ser un lugar donde sientas que nada te afecta. No obstante, impide tu desarrollo personal y el cambio de conducta que llevan a una vida más satisfactoria. Cuando no puedes salir de la zona de confort, es normal que sientas apatía, comportamientos que asemejan la depresión y un sentimiento de vacío que a menudo no puedes explicar.
Los expertos John D. Dodson y Robert M. Yerkes son los responsables de introducir este concepto en la psicología emocional. Mediante un experimento en 1908, encontraron que dicha sensación de comodidad general es la responsable de un desempeño relativamente parejo. A pesar de esto, señalaron que abandonar la zona de confort es importante si realmente quieres sobresalir en lo que hagas.
Esto es lo que se conoce como Ley de Yerkes-Dodson, que exige cierto grado de ansiedad y estrés para lograr mejores resultados. Es un espacio donde existe la “ansiedad óptima” y que se ubica un poco más allá de la frontera de la comodidad. Ensayos posteriores confirmaron esta teoría, señalando que la motivación y el esfuerzo por lograr una meta suben cuando el grado de incertidumbre crece un 50%.
Puede que no lo estés viendo con claridad ahora, pero se trata de una hipnosis que has construido con el paso de los años y ahora no conoces cómo actuar de otra manera. De alguna forma, tienes un estilo de vida que no has querido cambiar porque intentas seguir los hábitos que te alejan de la incertidumbre. Aunque esto represente un nivel de ansiedad neutral, dejas de soñar, de atreverte a ser la persona que alguna vez aspiraste o simplemente no intentas algo nuevo.
Desde la perspectiva del coaching, existen varios beneficios de salir de la zona de confort. Tanto para tu desarrollo personal como laboral, implica:
Ahora que sabes un poco más sobre lo que representa estar atrapado en la zona de confort, conviene indagar sobre lo que se conoce como zona de aprendizaje. Este concepto lo resumimos así:
Una vez que decides salir de la comodidad, el primer paso fuera de ella está conformado por la zona de aprendizaje. Representa la oportunidad de que expandas tu mente, te esfuerces un poco más y decidas cambiar la manera cómo haces las cosas. Puede ser vista como una etapa en la que te expones a experiencias nuevas, como probar comidas exóticas, aprender otro idioma, conocer otras culturas, viajar y, en definitiva, exponerte a lo desconocido por mucho miedo que tengas.
Es también ese momento en que empiezas a cuestionar tus creencias, valores, prejuicios, enseñanzas previas e incluso tu religión. No se trata de decirle sí a todo, pero al menos debes ponerte en situaciones incómodas o con un punto de estrés para entender que tu realidad puede ser diferente. Es una parte esencial del coaching y una etapa que puede impulsar tu desarrollo personal.
Es importante aclarar que la zona de confort no es tan mala como parece, sino un estado que no debería consolidarse en tu forma de afrontar la vida. De hecho, salir de esta rutina puede ser algo complicado que debes tomar con paciencia, dedicación y sin forzar la gestión de cambio. Para romper tu zona de confort al ritmo que mejor funciona para ti, te doy unos consejos clave:
Lo más difícil de abandonar la zona de confort es no saber la razones por las cuales te has enquistado en esta serie de actitudes. Si no actúas con relación a lo que está pasando por tu mente o lo que estás sintiendo, estás nadando en la orilla. Por eso debes saber dónde estás, hacia dónde quieres ir, qué te molesta, qué quieres mejorar, cómo quieres ser.
Partiendo del autoconocimiento y de la autocrítica tienes las herramientas para establecer un plan que termine con la rutina insatisfactoria. Pero tienes que sincerarte sobre tus aspiraciones, metas y las modificaciones que pretendes. No hay necesidad de que te esfuerces más de la cuenta ni tampoco pensar que no cuentas con lo que hace falta para lograrlo.
Te aseguramos que puedes pensar en unas cuantas situaciones a las cuales no has querido enfrentarte antes.
Utilizar nuevas herramientas para trabajar de forma más eficiente, hablar en público, impulsar una nueva metodología de trabajo en tu equipo,... son algunos de los retos que muchas personas dejan a un lado porque los ven muy difíciles o tienen miedo de fallar.
Estos son ejemplos por los que podrías empezar para salir de tu zona de confort.
El verdadero desarrollo personal empieza cuando enfrentas tus miedos, asumes la ansiedad como parte del proceso y te lanzas al vacío. No importa si tienes que hacer lo opuesto a lo que crees. Lo imprtante es intentar desafiar lo que crees que no está funcionando.
La clave está en propiciar un cambio psicológico o físico sin que represente una hazaña extrema. Paso a paso puedes exponerte a situaciones novedosas para hallarte en circunstancias que no te son familiares. Intenta cambiar tu forma de vestir, visitar partes de la ciudad que desconoces, vivir en otro país, hablar con alguien en el tren... Despreocúpate por los tropiezos porque todo es ganancia y aprendizaje.
Lo primero que debes entender sobre los objetivos, es que deben ser SMART. Esto significa que tienen que ser específicos, medibles y dentro de un plazo establecido. Desde el momento del autoconocimiento de tus circunstancias, puedes establecer qué quieres lograr. Aunque sea algo sencillo o complicado, hay que tener un plan de acción y cumplirlo.
¿Quieres aprender a formular objetivos SMART? Descubre este artículo
Dentro del coaching y la psicología emocional se recomienda tomar pasos pequeños (baby steps) para alcanzar un objetivo planteado. Puede tratarse de una rutina de ejercicios, meditación, leer más, ver menos TV, ser más extrovertido... En la medida que ejecutes el plan, vas adquiriendo más confianza para tomar decisiones más arriesgadas.
Este es un principio básico para abandonar la zona de confort. Tu cerebro sin estrés está acostumbrado a inventar cualquier excusa para no llevar a cabo un plan. Esto pasa automáticamente en el momento de fijarte metas que te causan estrés o ansiedad. Como son argumentos para racionalizar tu condición, debes anticiparte a su aparición.
El propósito de esta conducta es que puedes ir alcanzado los objetivos uno por uno, al tiempo que vas aumentando la dificultad. Lo que más importa para liderar el cambio es que enfoques todo tu esfuerzo por concretar la tarea en el plazo designado. Eso sí, no trates de hacer algo que no te gusta ni poner más empeño del necesario para romper con la rutina.
Para escapar de la zona de confort laboral o personal, tienes que sumergirte en la zona de aprendizaje primero. Como parte de tu desarrollo personal, puedes adquirir nuevas destrezas, buscar capacitación laboral, asistir a un curso de coaching... En esta era de la información, el conocimiento está en todas partes y no faltan cursos, diplomados, eventos, etc., a los cuales apuntarse.
Desde un punto de vista profesional, puedes asistir a congresos, aprender nuevas herramientas, tener más proactividad y buscar más feedback. Puedes complementar esto con la práctica del networking para promocionarte en otros círculos o como marca personal. También puedes crear un blog como una forma de expresar lo que sabes, conocer otros temas e indagar más sobre qué te gusta.
Los desafíos son un elemento esencial para incorporar todos los beneficios de salir de la zona de confort. Muchos hemos escuchado la frase: “el que no arriesga no gana”. En el trabajo implica tener una actitud proactiva, positiva y perder el miedo a dar el primer paso, sugerir cambios,..
Asumir más riesgos significa tener la disposición a fallar, a aprender y a cambiar cuando haga falta.
Ya quieras otra carrera, emprender, tener un hobby o desarrollar tu espiritualidad, los límites están en tu mente. Cuando existen las condiciones para el cambio, no hay que dejar de intentarlo. Deja atrás el pánico social y lánzate. Si no estás poniendo en riesgo tu vida, ¿qué podrías perder?
Uno de los problemas fundamentales que conducen a la zona de confort laboral está relacionada con la falta de estimulación mental. Junto a la rutina, ausencia de objetivos claros y poca realización personal, se genera el aburrimiento, la apatía y abandono. Para romper con este patrón, te sugiero:
Las organizaciones que buscan que sus colaboradores salgan de la zona de confort a menudo se apoyan en su liderazgo. En este caso, los gerentes deben estar guiados por la psicología emocional relacionada con una comunicación asertiva, abierta y que tome en cuenta las inquietudes de los involucrados.
Los equipos de trabajo eficientes son capaces de gestionar conflictos, aclarar dudas y ponerse en acción sin muchas dilaciones. Si existe un buen líder que acepte críticas constructivas, promueva el diálogo asertivo y sepa cómo ofrecer feedback continuo, el equipo será menos dado a perder la motivación, ya que se encontrará en una zona de rendimiento óptimo.
Al igual que en la vida personal de tus trabajadores, ellos necesitan desarrollarse como profesionales para evitar quedarse estancados. Si quieres que tu negocio crezca y compita, o crear un equipo de alto rendimiento, debes estimular el aprendizaje de herramientas nuevas con la intención de desafiar su capacidad para adaptarse.
Esta formación continua debe permitir que asistan a congresos, seminarios, cursos y otro tipo de formación que los mantenga motivados. Además, puedes incluir un programa de coaching empresarial que les enseñe a salir de la zona de confort laboral y les dé varias técnicas esenciales.
Otra manera de cumplir con la Ley Yerkes-Dodson implica que el manager sepa cómo delegar. De esta forma, les estás diciendo a los empleados que asuman un reto para el cuál quizás no se sienten preparados o capacitados, algo que rompe con la zona de confort que han manejado.
Como hemos visto, la razón para desafiar a tu equipo busca mantenerlos en movimiento y que sus niveles de estrés estén por encima de la complacencia.
La guía apropiada de un líder les ayuda estar menos acomodados, luchar por estar alerta, comprometerse con su visión y ser más proactivos.
Muchos empleados caen en una rutina conformista dentro del trabajo por no ser tomados en cuenta, exigidos o valorados por su esfuerzo. Esta falta de apreciación se ve reflejada en un desempeño mediocre o medio que puede llevar a la desmotivación, la ausencia de ambición y la frustración laboral.
Para no caer en la zona de confort laboral, el líder debe conocer en profundidad las virtudes y debilidades de cada miembro de la organización. Así podrás consultar, en base a conocimientos y experiencia, al personal que conforma los equipos de trabajo y departamentos para que estos tengan más protagonismo en la toma de decisiones.
Consejo: Puedes ayudar a tu equipo fomentando el uso del DAFO personal antes de tus reuniones personales. De esa forma podrán sacar conclusiones conjuntas (en equipo) 😉
Por último, una buena gestión del cambio debe estar guiada por el apoyo incondicional a cada colaborador que trabaja en la empresa. Esto implica que cada quién sepa cuáles son sus responsabilidades, darles las herramientas o tecnologías que necesitan para hacer mejor sus tareas, resolver sus inquietudes y hacerlos sentir parte del equipo.
El plan de seguimiento requiere tiempo, dedicación y recursos. Sin embargo, es una inversión destinada a crear equipos de trabajo eficientes y una cultura organizacional más comprometida con los objetivos comunes. Ya sea mediante coaching u otros métodos que permitan lidiar mejor con la ansiedad, miedo, pánico y otras circunstancias que aquejan al staff.
EMPIEZA HOY
En este ejercicio te guiaré para dar los pasos necesarios para salir de tu zona de confort. A por todas. ¡Ya no hay excusas! 🙂