Hoy en día es posible que un viajero pueda dormir de forma gratuita en la casa de una familia local, o usar el sistema de carpooling para viajar en el coche de otra persona. Estas opciones no solo son más económicas que los tradicionales métodos de intercambio comercial, sino que representan un nuevo nivel de eficiencia. Pero ¿qué nombre se le da a este conjunto de prácticas? Se trata de la economía colaborativa.
Este término, cada vez más utilizado, se basa en facilitar el acceso de servicios y ahorro a sus usuarios. Pero también de facilitarles el contacto con la gente local, vivir experiencias nuevas y disfrutar de vivencias sin depender de servicios convencionales.
Es por ello que el interés por la definición de economía colaborativa o sharing economy crece cada día más. Así que a continuación conocerás más acerca de esta, cómo funciona, sus ventajas y desventajas, su relación con el capitalismo o la economía digital y algunos ejemplos de economía colaborativa.
Pero antes, para aclarar conceptos, te recomendamos que te leas nuestro artículo, donde explicamos qué es la Economía.
Economía colaborativa (Sharing economomy en inglés) se refiere a un grupo de intercambios o transacciones que son realizados de persona a persona, en lugar de empresa a persona.
Aunque estos intercambios se pueden dar de diversas formas. El desarrollo de plataformas online, lideradas en su mayoría por startups, han conseguido simplificar las transacciones y llegar a un mayor número de personas.
En ciertas ocasiones no existe dinero de por medio, sino más bien un intercambio por trabajo u otro bien material. En pocas palabras, se realiza un trueque. Y se trabaja bajo la idea de que “lo mío es tuyo”.
Para conocer a detalle de qué trata si confusiones, estas son sus características más relevantes:
Entonces ¿cómo funciona la economía colaborativa en realidad? La economía colaborativa ha ganado gran importancia en la era digital, debido al uso intensivo de las TICs. Esto se debe a la necesidad, y facilidad que otorgan los nuevos medios digitales, de eliminar los intermediarios entre servicio y persona. La misma ha supuesto un rápido crecimiento de nuevos modelos de negocio, que han llegado a cambiar los hábitos de consumo a nivel mundial.
Propuestas como Couchsurfing, Workaway o Airbnb son excelentes ejemplos. Estos han reinventado la forma en la que el turismo y los intercambios culturales se han dado a través del tiempo.
Porque han aprovechado recursos existentes, pero que nunca han sido utilizados. A modo de ejemplo, pregúntate:
La economía colaborativa se aprovecha de estos recursos para generar nuevos servicios y riqueza a sus proveedores.
Es por ello que esta nueva mentalidad gana con más y más frecuencia adeptos. Porque se obtienen servicios que antes se creían inalcanzables y se viven experiencias enriquecedoras y más humanas.
Ya sea por ocio o un viaje para un intercambio cultural o aprender un idioma nuevo, la economía colaborativa puede ser una alternativa para quienes tengan un presupuesto ajustado. Y al mismo tiempo, lo puede ser para quienes simplemente deseen una experiencia mucho más cercana con el sitio a visitar.
¿Si todas las partes salen ganando, por qué no intentarlo? No solo se emplean recursos inutilizados de una forma astuta. En muchos casos se genera un impacto positivo en el medio ambiente, debido a la utilización más eficiente de recursos.
Definición de consumo
Para comprender la economía, es primario saber qué es el consumo.
Se define consumo como la satisfacción de las necesidades que se tienen ya sea en el presente o en el futuro. Este acto es considerado como el último paso del proceso económico.
Dicho de otra forma, el consumo consiste en hacer uso de bienes y servicios para satisfacer diversas necesidades.Por norma general, se habla del consumidor final. Pero son también los productores, distribuidores u otras empresas las que deben consumir un tipo de bienes y servicios, para satisfacer unas necesidades. Por ejemplo, conseguir todas las materias primas para producir un producto.
Es, por tanto, un gran círculo donde se produce para consumir y se consume para producir. Dando lugar a un proceso cíclico, que se retroalimenta constantemente.
Entonces ¿qué es el consumo colaborativo? El consumo colaborativo en cambio, se presenta como un modelo económico en el cual el intercambio es la base de todo. Donde el uso compartido y el préstamo, junto a la recomercialización y a la donación son las herramientas que lo definen.
También es su modelo colaborativo el responsable de que su sostenibilidad se base en los pilares de la reputación, la comunidad y el acceso a los bienes compartidos. El mismo está más relacionado con la evolución de la mayoría de las empresas, quienes han tenido que pasar de fabricante de productos a prestadoras de servicios.
Otra gran diferencia entre el consumo colaborativo y el tradicional se encuentra en el enfoque. Este no se centra en el acto de consumir en sí, sino en la resolución de problemas de forma eficiente.
Como ejemplo, antes se compraban coches como medio de transporte. En la actualidad, los consumidores no buscan un medio de transporte, sino una solución a su problema de movilidad.
En los últimos años han surgido plataformas como Drive Now donde puedes alquilar un coche por minutos. Esto es debido a la masificación de las carreteras y a la gran cantidad de personas de otros países que viven en ciudades como Berlín o Madrid. En vez de comprar un coche, lo que hacen es alquilarlo por minutos cuando les hace falta.
Este cambio de enfoque se traduce en una menor cantidad de coches en la ciudad, menor polución y un ahorro ostensible para los consumidores (en forma de compra, impuestos, seguros,...) ya que sólo utilizan el bien cuando realmente les hace falta.
Cabe mencionar que el consumo colaborativo está ampliamente influenciado por movimientos sociales que impulsan la creación de comunidades. Su intención es recuperar determinados valores, sin la necesidad de desaprovechar una oportunidad empresarial.
Su éxito es producto de la atención prestada a las necesidades reales de los clientes, más que las de las empresas.
La economía colaborativa ha experimentado rápido crecimiento en los últimos años, relacionado sobre todo al desarrollo de las startups. Sin embargo, cualquier cambio socio-económico tiene tanto sus ventajas como desventajas. Evaluar las mismas nos servirá para entender su funcionamiento con completa transparencia.
Son muchos quienes ven como rivales por excelencia a la economía colaborativa y al capitalismo. Asimismo existen quienes aseguran que la primera será la responsable de acabar con el sistema capitalista. Este pensamiento se fundamenta en que si trabajamos sin intermediarios, habrían más libertad y menos dependencia.
Pero curiosamente, son plataformas como Airbnb y Uber, exponentes de la economía colaborativa, quienes han demostrado que la competitividad del sistema capitalista parece no dejar indiferentes a nadie. Dando como resultado que las empresas en lugar de desaparecer, se adapten a las necesidades de los clientes interesados en esta clase de servicio.
Lo cierto es que no hay ejemplos de economía colaborativa como la demostrada en los ejemplos mencionados, que puedan seguir funcionando a gran escala. Estos medios requieren de grandes sumas de capital y empleados.
El crecimiento de la economía colaborativa ha provocado que miles de iniciativas sean lanzadas para todo tipo de intereses. Según la clase de servicio ofrecido, los más destacados en la actualidad son:
Hay páginas web enfocadas al intercambio de hospitalidad de manera gratuita. Es decir, sirven como plataformas para que los viajeros se conecten con personas dispuestas a alojarles de gratis en sus hogares.
Algunos ejemplos son Couchsurfing, Bewelcome y Hospitality Club. Esta idea ha sido incluso versionada a públicos más específicos, como es el caso de Warm showers que sirve para ciclistas viajeros.
También hay plataformas especializadas en el intercambio de alojamiento y comida por realizar alguna especie de trabajo. Existen tanto plataformas a las que puedes acceder de forma gratuita como otras en las que necesitas pagar membresía. Las horas de trabajo suelen variar desde 2 hasta jornadas más extensas, como 6 horas por día.
Esta clase de voluntariado se da por periodos cortos de tiempo, y la clase de trabajos pueden estar ubicados en casas particulares, granjas, barcos, hostales, etc. Muestra de estas son HelpX, WWOOF, Find a crew, Workaway (especializado en intercambio cultural en más de 155 paises) y Skill stay (podrás compartir tus habilidades a cambio de alojamiento).
Otra forma popular de desarrollar la economía colaborativa consiste en las webs especializadas en cuidar las casas de otras personas mientras no estén a cambio de alojamiento. O cuidar sus mascotas con el mismo pago. Ejemplos perfectos de estas son Home Exchange, Love Home Swap, Housesitting y petsitting.
Pero también está la modalidad de alquilar ya sea una habitación de una casa de familia o un apartamento completo pagando, usando una plataforma de contacto directo. Los hay de una variedad notable, puesto que hay opciones para aplicar esto en barcos, terrenos para casas rodantes, casas exóticas o incluso jardines para acampar.
Ejemplos son Airbnb, Wimdu, GetMyBoat, Glamping, RV with me y Camp in my garden.
En España hay plataformas e iniciativas de economía colaborativa como es de esperar. Las mismas han proliferado con una asombrosa rapidez. Algunos ejemplos de ello son:
La economía colaborativa tiene muchos lazos de unión con la economía digital. Muchos proyectos colaborativos han sido posibles a las plataformas digitales. Estas son las responsables de brindarle la clase de notoriedad que poseen y el nivel masivo de accesibilidad del que disfrutan.
Esta relación está todavía en pleno proceso de adaptación. Pero se podría decir que el trabajo en conjunto de ambas economías hace posible una mejora notable en la trazabilidad de las transacciones. Además de ofrecer a los usuarios una forma de comunicación simplificada y accesible.
Por lo que la importancia de la que dispone es más que notable en la propuesta que ha ido adquiriendo la economía colaborativa, que es la de seguir expandiéndose por cuenta propia.
Uber se auto promociona como un ejemplo de economía colaborativa. Su modelo de negocio consiste en una aplicación por la cual los usuarios pueden contactar directamente con conductores privados. Son, por tanto, los conductores los que tienen un contacto casi directo con los usuarios que utilizan la aplicación.
Al tomar en cuenta esto, se podría considerar que Uber es una muestra de la economía colaborativa. Sin embargo, existen muchos detractores que dudan de esto. La causa es 20% de comisión que la empresa toma por el trabajo de intermediación. Haciéndola así más bien una plataforma de relación comercial, no colaborativa.
[…] sobre: Economía Colaborativa, Cero Residuos, Economía del Bien […]
Hola. Estoy armando una charla y me pareció muy útil tu artículo.
Gracias!
Hola Laura. Muchas gracias! Esperamos que te salga genial 🙂
Hola Hector
Me gustaría citar con APA sus contenidos, podría añadirles fecha de publicación? Me ayudaría mucho. Gracias
Buenos días Fer, este artículo lo escribí el 18/08/2018. Un saludo!
[…] Las economías colaborativas son un modelo económico que basado en el intercambio y puesta en común de bienes y servicios a través de plataformas digitales. Básicamente poner en contacto a alguien que necesita algo con una persona que lo ofrece. Se basa en valores como compartir y cooperar. […]